Cuando una persona obesa se
acerca a un profesional de la salud, muchas veces se da por descontado que el
exceso de grasa corporal es un importante factor de riesgo para la misma.
Esto se debe principalmente a una vasta evidencia
científica al respecto, por ejemplo diabetes, hipertensión,
hipercolesterolemias, son mas frecuentes en personas obesas que en delgadas.
Sin embargo esto no significa que la obesidad sea la causa primaria de las
mismas ni que la perdida de peso o grasa sea la llave de la felicidad para
eliminar estos factores de riesgo.
En primer lugar las correlaciones entre grasa corporal,
presión sanguínea y lípidos no son muy fuertes (Weinsier y cols. 1976) En
segundo lugar las patologías metabólicas asociadas a la obesidad pueden
mejorarse independientemente de la disminución de peso.
No
dejes que el árbol te impida ver el bosque
En el centro de longevidad de Pritikin en Santa Mónica
California, mas de 4500 hombres y mujeres completaron tres semanas de
residencia y entrenamiento en el mismo
demostrando que es la grasa de la dieta y no la del cuerpo la que influye sobre
la salud. El programa combinaba una dieta pobre en grasas y rica en
carbohidratos de tipo complejo y rica en
fibras con ejercicios aeróbicos diarios de 30 a 60 minutos al 60-90% de la
frecuencia cardíaca máxima. En esas tres semanas se experimentaron reducciones
del colesterol total de 234 a 180 mg/dl
y LDL de 151 a 116 mg/dl en triglicéridos de 200 a 135 mg/dl (Barnard, 1991) La
presión sanguínea disminuyo en un 15% y mas de un tercio de los hipertensos pudieron suspender la
medicación anti-hipertensiva (Barnard, 92-94). Tres cuartas partes de los
diabéticos de tipo 2 que no estaban tomando medicación pudieron normalizar sus
niveles de glucosa en sangre. La disminución promedio de peso fue en torno al
5%. De hecho los obesos que realizaron el programa terminaron siendo obesos
pero lógicamente mucho mas saludables.